Esta versión de la Magdalena penitente es un lienzo de El Greco, que tiene el número 264 y conforma el prototipo del Tipo-V, dentro de esta temática, en el catálogo razonado realizado por el profesor e historiador del arte Harold Wethey, especializado en este pintor.[1]
Magdalena penitente | ||
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Autor | El Greco | |
Creación | 1605-10 ca. | |
Estilo | Manierismo | |
Material | Óleo y Lienzo | |
Dimensiones | 118 centímetros x 105 centímetros | |
María Magdalena, síntesis de varias mujeres citadas en el Nuevo Testamento, fue presentada por la Iglesia de la Contrarreforma como una mujer pecadora, que se arrepintió de sus pecados gracias a la predicación de Jesús de Nazaret, y que posteriormente se hizo anacoreta, practicando una vida humilde y retirada. Por este motivo, la devoción a esta santa fue fomentada por la Iglesia de la Contrarreforma, con objeto de estimular en los fieles el arrepentimiento y la humildad.
En el arte de la Contrarreforma, María Magdalena es representada iconográficamente de dos formas diferentes:
No ha llegado hasta nuestros días ninguna obra del Greco de la primera variante. Todas sus obras conocidas representan a la Magdalena como eremita.
En esta obra, El Greco se acerca al esquema de las primeras versiones de este tema que, según Harold Wethey son el Tipo-I (Magdalena penitente de Worcester) y el Tipo-II (Magdalena penitente de Kansas). Se aleja, por tanto, de las anteriores variantes: el Tipo-III (Magdalena penitente de Budapest) y del Tipo-IV (Magdalena penitente de Sitges).[2]
El Greco representa a la Magdalena como una mujer todavía joven y bella, pero sin trajes suntuosos, lo que la asemeja con el Tipo-IV. Efectivamente, ahora viste una túnica azul y un manto rojo, que se adecúan mejor a su condición de eremita. Además, a pesar de su hombro y su pecho desnudos, no tiene el ligero erotismo que había en el Tipo-III. En la parte izquierda del cuadro, la Magdalena usa la calavera como atril para aguantar el libro. Apoya su mano derecha sobre el pecho, mientras la mano izquierda señala el libro y la calavera, que reposan sobre una roca. A la izquierda y sobre la Magdalena, se encuentra representado un fondo de paisaje con nubes amenazantes, que no tienen nada que ver con el paisaje risueño de la variante de Budapest. A la derecha, vemos una gran roca con la entrada a la cueva, donde crece la hiedra.
Pero si el esquema general es similar al del Tipo-I y al del Tipo-II, el tipo humano y la atmósfera sentimental no se asemejan en nada. Tanto los pliegues de su ropa como el azul de la túnica se confunden con las nubes tempestuosas del paisaje, de tal manera que parece como si el Cosmos reflejara el mundo interior del personaje. La elegancia teatral y algo amanerada de los Tipos-I y II ha desaparecido y, como dice J. Álvarez Lopera, El Greco ha entrado en su fase "de exacerbamiento".[3]
No se conoce ninguna copia de buena calidad, que sea considerada obra del Greco y/o de su taller, y acabada por el maestro cretense.
Wethey cita 5 copias de taller, de diversa calidad, que pueden haber cambiado de ubicación: