Santa Apolonia es un cuadro de Francisco de Zurbarán expuesto en el Museo del Louvre de París, Francia. Consta con el número 117 en el catálogo razonado y crítico, realizado por Odile Delenda, historiadora del arte especializada en este pintor.
Santa Apolonia | ||
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Autor | Francisco de Zurbarán | |
Creación | c. años 1630 | |
Ubicación | Museo del Louvre | |
Estilo | Barroco | |
Material | Óleo y Lienzo | |
Técnica | Óleo sobre lienzo | |
Dimensiones | 116 centímetros x 67 centímetros | |
Santa Apolonia de Alejandría murió en Alejandría (Egipto) hacia el 249, en tiempos del emperador Filipo el Árabe. A pesar de que era una época relativamente tranquila para los cristianos, surgió en Alejandría un personaje que clamaba contra ellos. Apolonia, mujer de edad ya madura, fue secuestrada, pretendiendo que blasfemara contra Jesucristo. Al no conseguirlo, le destrozaron los dientes. Después la amenazaron con arrojarla a una hoguera si no apostataba, pero ella misma se adelantó, entrando en las llamas donde finalmente murió. Los cristianos recogieron de entre las cenizas lo poco que quedaba de sus despojos. Los dientes fueron guardados como reliquias, y después distribuidos entre varias iglesias.[1]
Zurbarán no representa a santa Apolonia como a una mujer madura, sino como a una joven, vista de cuerpo entero y de perfil, en actitud de caminar, que mira directa pero fugazmente al espectador. Lleva una corona de flores, y muestra en su mano derecha una tenaza con una muela —atributos de su martirio— así como la palma del martirio en su otra mano y apoyada sobre el hombro. Para este lienzo, Zurbarán tal vez se basó en algún grabado flamenco, como la Santa Bárbara de Martin Schongauer.[4]
El rostro —de forma ovalada, grandes ojos negros, boca pequeña y mejillas sonrosadas— parece un ideal de belleza femenina. La ejecución de la indumentaria es realmente magistral, mostrando el colorido propio de Zurbarán después de su viaje a Madrid de 1634. La santa lleva un vestido con una larga falda de un hermoso color amarillo, con mangas del mismo color, atado con una faja de tela blanca, que forma un gran lazo de largos faldones. Encima lleva una sobre-túnica malvarrosa tornasolada, y un largo manto de seda verde, atado sobre su pecho con otro gran lazo.[5]
Originalmente rematado en medio punto, aunque posiblemente ya en el siglo XIX se le dio formato rectangular, el lienzo procede con toda probabilidad del retablo mayor de la iglesia del convento de la Merced Descalza de Sevilla, donde lo menciona Antonio Ponz formando pareja con la Santa Lucía del musée des beaux-arts de Chartres.[6]
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