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Según la Biblia, el becerro de oro (עֵגֶּל הַזָהָב ‘ēggel hazāhāv) era un ídolo (una imagen de culto) creado por los israelitas cuando Moisés subió al Monte Sinaí. En hebreo, el incidente se conoce como ḥēṭ ’ha‘ēggel (חֵטְא הַעֵגֶּל) o el pecado del becerro. Se menciona por primera vez en Éxodo 32:4.

La adoración del becerro de oro. El pueblo celebra al ídolo bovino, mientras a la distancia, Moisés desciende del monte. Óleo de Nicolás Poussin, 1634.[1]
La adoración del becerro de oro. El pueblo celebra al ídolo bovino, mientras a la distancia, Moisés desciende del monte. Óleo de Nicolás Poussin, 1634.[1]
Relieve egipcio con el dios cananeo El luchando con leones y observado por bovinos. Cuchillo de Gebel el-Arak, sur de Abidos, Egipto, c. 3300-3000 a.C. Louvre, París.
Relieve egipcio con el dios cananeo El luchando con leones y observado por bovinos. Cuchillo de Gebel el-Arak, sur de Abidos, Egipto, c. 3300-3000 a.C. Louvre, París.
Estatua de divinidad bovina egipcia llamada Apis. Louvre, París.
Estatua de divinidad bovina egipcia llamada "Apis". Louvre, París.
Cabeza dorada de Apis, preservada en el Kunsthistorisches Museum, Viena.
Cabeza dorada de Apis, preservada en el Kunsthistorisches Museum, Viena.
Moisés desciende del monte, luego de haber roto las tablas. Según esta imagen, que solo responde parcialmente al relato bíblico, pese al drástico gesto ya expresado por Moisés, el pueblo aún no se da por aludido y continua celebrando alegremente al ídolo bovino de metal. Xilografía de las Crónicas de Núremberg, 1493, fol. 31r.
Moisés desciende del monte, luego de haber roto las tablas. Según esta imagen, que solo responde parcialmente al relato bíblico, pese al drástico gesto ya expresado por Moisés, el pueblo aún no se da por aludido y continua celebrando alegremente al ídolo bovino de metal. Xilografía de las Crónicas de Núremberg, 1493, fol. 31r.
Solemne adoración del becerro de oro, según una tarjeta estadounidense publicada en 1901. Esta estampa sugiere la participación de los levitas en el incidente idólatrico, por lo que no es consonante con lo expresado por el texto de Éxodo 32, mas puede responder al culto de uno de los dos becerros de oro mencionados en 1 Reyes 12:26–30.
Solemne adoración del becerro de oro, según una tarjeta estadounidense publicada en 1901. Esta estampa sugiere la participación de los levitas en el incidente idólatrico, por lo que no es consonante con lo expresado por el texto de Éxodo 32, mas puede responder al culto de uno de los dos becerros de oro mencionados en 1 Reyes 12:26–30.
Los inocentes entre los israelitas le quitan la vida a los adoradores del becerro de oro. Balami, Tarikhnama (Libro de Historia), siglo XIV.
Los inocentes entre los israelitas le quitan la vida a los adoradores del becerro de oro. Balami, Tarikhnama (Libro de Historia), siglo XIV.



Imaginería bovina en la Antigüedad


El culto a toros y terneros era común a muchas culturas de la Antigüedad. En el Antiguo Egipto, de donde según el relato bíblico los hebreos habían recientemente partido, el culto rendido a Apis pudo haber servido como fuente de inspiración para el incidente del becerro de oro, de modo que el pueblo habría intentado reimplementarlo en el desierto; alternativamente, el Dios de Israel pudo haber sido asociado con una deidad bovina mediante un proceso de asimilación o sincretismo religioso.[2] El culto era rendido a una variedad de deidades bovinas salvajes entre los vecinos tanto de los egipcios como de los hebreos; ello tenía lugar en el Oriente Próximo y en el Egeo, donde se adoraba al uro, ya sea como bovino lunar o como el animal simbólico de El.

De ello resulta la posibilidad de que los israelitas, o al menos algunos entre ellos, pudieran haber percibido una imagen bovina y relacionarla con Yahveh, mas en términos de una figura simbólica, una que podría además haber sido ligada con el antiguo dios cananeo, El, contra el cual, en términos bíblicos, Jacob había luchado antes de ser renombrado Israel (pues según el texto bíblico, Israel es aquel que luchó con el ángel de Dios y los hombres, y venció).[3]

El becerro de oro podría tener su prefiguración en la antigua escultura cananea del levante mediterráneo,[4] o bien en la imaginería egipcia con influencias cananeas, siendo ejemplo de ello una escena tallada en el mango del cuchillo ceremonial de Gebel el-Arak (Abidos, Egipto), donde el dios cananeo El enfrenta dos leones y es observado por dos bovinos.[5]

Además, dado que el becerro de oro fue hecho poco después que los hebreos habían partido de Egipto, existe la posibilidad de que el becerro de oro haya tenido su fuente de inspiración en algún otro ídolo bovino, entre los que destaca como candidato el egipcio toro Apis.[6]

James Discroll escribe que en general aceptada fue la visión de Filón de Alejandría y los Padres tempranos de la Iglesia, quienes percibían la adoración del becerro de oro como algo originario de Egipto. Sin embargo, agrega Discroll, resulta improbable que los hebreos hubiesen adoptado una divinidad egipcia como el dios que liberó al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto. Es por ello que los investigadores recientes tienden a ver el origen de la adoración del toro hebreo en las condiciones y el contexto de los israelitas como pueblo agricultor, pues para estos pueblos el toro era naturalmente un símbolo de fuerza y energía vital.[7]


Texto bíblico



Éxodo 20


Cuando los hebreos salieron de la esclavitud en Egipto guiados por Moisés, llevaban plata y oro que habían recibido de los egipcios.[8]

Al subir Moisés al Monte Sinaí para recibir los Diez Mandamientos, dejó solos a los israelitas durante cuarenta días y cuarenta noches (Éxodo 24:12-18).[9] Aunque fueron liberados de la esclavitud en Egipto por el Todopoderoso y teóricamente sabían acerca de Sus preceptos a través de Moisés,[10] desobedecieron.

Tiempo después, temiendo que Moisés no regresara, muchos de los acampados al pie del Sinaí exigieron a Aarón hacerles "dioses" a los que pudiesen ellos seguir (Éxodo 32:1).[11]

Aarón reunió entonces los aros de oro de los israelitas, construyó un becerro con el oro fundido y "ellos" que exigieron "dioses" declararon: "Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto" (Éxodo 32:4).[12] La pluralidad de dioses invocados tomó sin embargo solo la forma de un único becerro de oro; se trataba por consiguiente de una pluralidad de dioses concentrada en una unidad idolátrica.

Tal vez sin saberlo,[13] trasgredieron los preceptos enunciados por Yahvé en Éxodo 20:

Habló Dios todas estas palabras: "Yo soy el Señor tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre.

No tendrás otros dioses delante de mí.
No te harás ídolo, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No los adorarás ni los servirás; porque yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen y muestro misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

[...] Yahvé dijo a Moisés: "Así dirás a los hijos de Israel: [...] No os hagáis dioses de plata ni dioses de oro para ponerlos junto a mí."
Éxodo 20:1-6, 22.[14]

Aarón construyó un altar delante del becerro y proclamó el día siguiente como un día festivo dedicado al Señor. Por ello el pueblo se levantó temprano al día siguiente y presentó ofrendas, comió y bebió, así como también se ocupó de regocijarse (Éxodo 32:6).[15] Yahveh previno a Moisés que los israelitas habían rápidamente abandonado el sendero por Él indicado y que iba a destruirlos, mas iniciaría una gran nación solo a partir de Moisés. A raíz de ello, el profeta suplicó a Yahvéh que los perdonase, solo entonces "el Señor desistió hacer el daño que Él dijo que haría a Su pueblo" (Éxodo 32:11-14).[16]

Moisés bajó del monte, pero al oír el jolgorio y percibir el becerro de oro, se enfureció, y sin poder contenerse, arrojó las dos Tablas del Testimonio (es decir, las tablas de piedra con el Decálogo), rompiéndolas. Seguidamente incineró el ídolo bovino, lo molió hasta hacerlo polvo, echó sus cenizas en agua y forzó a los israelitas a beber el polvo en agua. Arrepentido, Aarón admitió haber agrupado el oro y haberlo luego fundido, mas solo pudo llegar a decir que de ello "salió" un becerro.[17]

Acto seguido, Moisés se paró delante del acceso al campamento y dijo: "Quien esté del lado del Señor, que venga conmigo." Y todos los hijos de Leví se agruparon junto a él. Moisés entonces les dijo: "Así dijo el Señor, el Dios de Israel: Póngase cada uno la espada sobre el muslo, y pasad y repasad por el campamento de puerta en puerta, y matad cada uno a su hermano y a su amigo y a su vecino." Y los hijos de Leví hicieron conforme a la palabra de Moisés; y cayeron ese día tres mil hombres del pueblo (Éxodo 32:26-28).[18]

Posteriormente, Moisés volvió a subir varios días al monte y volvió con dos tablas de piedra idénticas a las primeras y en ellas estaban grabadas las prescripciones emanadas de Dios.


1 Reyes 12


Según el relato bíblico de 1 Reyes 12:26–33, luego de haber establecido el norteño Reino de Israel, Jeroboam I consideró las prácticas sacrificiales de los israelitas.[19] Su inquietud era que los sacrificios se realizaban en Jerusalén, ciudad que en ese entonces formaba parte del sureño Reino de Judá, cosa que podría causar que los súbditos de Jeroboam se alineasen con su rival, el sureño rey Roboam. A fin de descentralizar la importancia del Templo de Jerusalén, Jeroboam emplazó dos becerros de oro, uno en Betel y el otro en Dan.[20]


Interpretación


Para Simón Dubnow, el incidente relatado en Éxodo 32 constituye una transgresión respecto a lo ordenado por Yahvé.[21] En relación a la condición de los israelitas antes de que la Ley haya sido otorgada provee el siguiente comentario:

Hasta entonces conservaban la fe en un Dios único y algunas costumbres que habían heredado de sus antepasados. Pero no poseían un concepto claro acerca de Dios [...], tampoco poseían leyes fijas sobre la vida social y moral. Habiendo residido en Egipto algunos de ellos copiaron allí ciertas costumbres paganas. Era necesario, por consiguiente, enseñar a los israelitas en qué consistía su verdadera fe y a qué leyes debían atenerse.[22]

Y, luego del otorgamiento de la Ley, comenta acerca del episodio del becerro de oro:

No todo el pueblo hebreo comprendió las verdades dictadas desde la cumbre del monte Sinaí. Había entre los israelitas muchos ignorantes que se llevaron de Egipto conceptos erróneos y una inclinación al fetichismo. Esta gente quería que [...] Dios [...] fuese [...] a la manera de las deidades paganas, [...] un ídolo visible y palpable.[23]

Diferente es la aproximación al incidente del becerro de oro por parte de Michel Coogan. A pesar de la aparente simplicidad del texto bíblico, sostiene, la narrativa del becerro de oro es compleja, dado que el becerro de oro no fue un ídolo que representaba otro dios (es decir, no fue un falso dios), sino que de lo expresado por Aarón —"Mañana será día de celebración para el Señor"— puede deducirse que el becerro de oro representaba a Yahvéh.[24] A diferencia de Dubnow, Coogan sostiene que "en la cronología de la narrativa de los Diez Mandamientos" el mandamiento contra la creación de imágenes talladas aún no había sido comunicado al pueblo cuando éste presionó a Aarón para que le hiciese el becerro; dicho de otro modo, tal conducta no era en el momento en que tuvo lugar explícitamente ilegal.[25] En esta misma línea, James Driscoll interpreta el becerro de oro como un símbolo de Yahvéh.[26] Asimismo C.J. Gadd, por otra parte, informa que una considerable cantidad de eruditos escribe que las imágenes de becerros en Israel no eran consideradas imágenes de Yahvéh, sino meramente pedestales para el Dios invisible,[27] mas ello, agrega Gadd, fue no obstante interpretado por los profetas hebreos como idolatría y por consiguiente condenado enérgicamente.[28]

Hallado por una expedición en 1910, un trozo de cerámica israelita del siglo VIII a.C. presenta la inscripción "GLYW" y la misma puede interpretarse tanto como "el becerro de Yahweh" o bien "Yahweh es un becerro",[29] sugiriendo que los habitantes del norteño Reino de Israel realmente llegaron a asociar el motivo del becerro con Yahvéh.[30]

Aarón: becerro de oro y sacerdocio. El papel de Aarón en el incidente del becerro de oro es el asunto aludido por Adoración del becerro de oro, óleo de Antonio Molinari, 1702. Aarón porta las vestiduras sacerdotales descritas en detalle en Éxodo 28.[31]
Aarón: becerro de oro y sacerdocio. El papel de Aarón en el incidente del becerro de oro es el asunto aludido por Adoración del becerro de oro, óleo de Antonio Molinari, 1702. Aarón porta las vestiduras sacerdotales descritas en detalle en Éxodo 28.[31]

Respecto al papel desempeñado por Aarón, Baruch S. Davidson, escribiendo desde una perspectiva judía ultraortodoxa, reconoce que el hermano de Moisés colectó el oro e hizo el becerro, pero también afirma que dejando los festejos para el día siguiente intentaba ganar tiempo, de modo tal que la acción a ser llevada a cabo resultase lo más breve posible y su alcance pudiese permanecer relativamente contenido.[32] Lo peculiar del caso, nota Davidson, es que los israelitas que adoraron el becerro de oro fueron castigados con la muerte, mientras que Aarón, habiendo sido "la mente maestra de este escándalo [fue] recompensado con el sacerdocio para él y todos sus hijos"; sin embargo, seguidamente Davidson justifica el paradójico caso de Aarón presentando abruptamente al hermano de Moisés como un legítimo "merecedor de la profecía", e indicando que:

Uno debe ser sabio, con mente clara y lúcida, de carácter impecable, controlar profundamente sus pasiones y deseos y de constitución alegre. En adición, el individuo debe rechazar el materialismo y las frivolidades de la vida, dedicándose enteramente a conocer y servir a Dios. [...] Aarón fue la única persona en sus días (fuera de Moisés) a la que Dios permitió ingresar al Santo de los Santos. A través de él Dios comunicó [...] varias secciones de la Torá.
"¿Fue Aarón responsable del becerro de oro?", Chabad, febrero de 2011

Aunque las meritorias características enumeradas hayan sido en términos generales aplicables a Aarón, el argumento de Davidson presenta una dificultad: según el texto bíblico, durante el incidente del becerro de oro, Aarón no rechazó de plano el materialismo y la frivolidad del pueblo; además, no solo colectó Aarón el oro y fabricó el becerro, sino que el hermano de Moisés, una vez ya acabado el "escándalo" fetichista fue —acto seguido— hecho Sumo Sacerdote y ocupó, antes que ningún otro levita,[33] tamaño cargo.[34] Ya sea intencionalmente o no, lo cierto es que Davidson en su argumento omite decir que aquellos israelitas que perecieron después del incidente corrieron esa suerte precisamente por no haberse arrepentido del escándalo cometido, mientras que Aarón, amén de ser el hermano de Moisés, trascendió su propio error cuando, ante el ultimátum de Moisés, no dudó en alinearse del lado de Yahvéh. Debido a esa omisión, que lo ubica en una posición tal que tiende a desafiar el sentido común, el argumento de Davidson resulta problemático y polémico.[35]

Es posible que Aarón, estando bajo presión y siendo incluso intimidado por el pueblo, haya decidido recurrir a la imagen del becerro pero para emplearla como un símbolo o figura simbólica exclusivamente referente a Yahvéh (un equivalente a, por ejemplo, un ángel, y no necesariamente ídolo pagano ninguno).[36]

Del texto bíblico emerge que, después del incidente del becerro de oro, Aarón respondió inmediatamente al llamado de Moisés, para finalmente expresar en términos unívocos esa vez que estaba del lado de Yahvéh. Consecuentemente, en la Enciclopedia Judía, Emil G. Hirsch indica que, según el Libro del Éxodo, Aarón fue designado sacerdote por Dios,[37] aunque raramente llamado "el Sumo Sacerdote" sino siendo por lo general referido por los israelitas solo como "el sacerdote".[38]

Becerro de oro es el título de esta imagen realizada por Grandville en 1844. Pertenece a una serie de trabajos que si bien titulada Otro mundo, remite al espectador al suyo propio. A través de ella, Grandville satiriza el materialismo de la sociedad de su época: el Arca de la Alianza (concebida para transportar las Tablas de la Ley) se usa aquí para cargar el becerro de oro, ídolo que a su vez porta un cetro imperial culminando en globo y cruz.[39]
Becerro de oro es el título de esta imagen realizada por Grandville en 1844. Pertenece a una serie de trabajos que si bien titulada Otro mundo, remite al espectador al suyo propio. A través de ella, Grandville satiriza el materialismo de la sociedad de su época: el Arca de la Alianza (concebida para transportar las Tablas de la Ley) se usa aquí para cargar el becerro de oro, ídolo que a su vez porta un cetro imperial culminando en globo y cruz.[39]

Por otra parte, es posible que el becerro de oro de Aarón y los dos emplazados por Jeroboam I en el norteño Reino de Israel hayan sido inspirados por Apis,[40] o bien por el bovino que era símbolo del cananeo dios El (con el que, en su forma plural, se relaciona el dios de los hebreos). Como Todopoderoso, el dios cananeo Él fue designado en plural en el idioma hebreo: Elohim ("dioses", probablemente una variante del genitivo hebreo El ha-Elim, es decir, "El dios de los dioses" [El dios supremo]). Durante centurias, Él había sido el dios cananeo por excelencia, siendo además el principal dios de los nómadas. Poseía funciones éticas y sociales; era tolerante y benigno y recibía, entre otros, los títulos de «Padre de los Dioses», «Rey», «Padre de los Hombres», «Creador de las Criaturas», «Toro», «Amable» y «Misericordioso». Pero más allá de sus diversos títulos, Él era el nombre especial de un dios sumamente particular y que era persistentemente distinguido de otros dioses como "el dios" (es decir, lo que en un sentido monoteísta sería Dios).[41] Siguiendo esta línea de pensamiento, en la Enciclopedia Católica, James F. Driscoll interpreta entonces al becerro de oro no como un ídolo pagano sino como un símbolo de Yahveh.[42]

En un plano completamente diferente, otro sentido tiene lugar en una expresión que enfatiza el componente material del que fue hecho el ya mencionado ídolo para expresar una crítica a la codicia; en tal caso, becerro de oro representa en la cultura occidental "dinero" o "riquezas".[43] Lejos de ayudar a comprender las razones de lo sucedido, este último caso estigmatiza y estereotipa el episodio bíblico así como también a todos aquellos que participaron en el mismo: pone a Aarón y al pueblo en un plano de indiferenciación, cosa que nada tiene que ver con el espíritu de los contenidos expresados por la narración bíblica en Éxodo 32. Un ingenioso empleo de este último sentido, completamente material, dado a becerro de oro, lo hace el dibujante e ilustrador Grandville, quien en una serie de imágenes titulada Otro Mundo (Un autre monde), le dedica una composición al tema del becerro de oro, presentándolo como el dios venerado por todo el mundo: en la imaginería de los tiempos modernos, el becerro de oro adquiere entonces el papel de símbolo del Dinero (riqueza o capital) y es incondicionalmente adorado por gente que, más allá de guardar las apariencias, posee además ambiciones materialistas desaforadas.[44]


Referencias


  1. Pintura preservada y exhibida en la National Gallery de Londres: The Adoration of the Golden Calf.
  2. La evolución de los procesos de asimilación y sincretismo religioso es analizada en los escritos de Jean Perrot que se encuentran publicados en Jewish Art, Tel Aviv: Massadah, 1961, cols. 41-74.
  3. [Génesis 32:24-28].
  4. Jean Perrot, Jewish Art, Tel Aviv: Massadah Press, 1961, cols. 41-74.
  5. Relieve tallado en un colmillo de hipopótamo; preservado en Museo del Louvre, París.
  6. James F. Discroll, "Golden Calf", Catholic Encyclopedia, Nueva York: Robert Appleton Company, 1909, vol. 6 (Consultado el 29 de julio de 2014).
  7. James F. Discroll, "Golden Calf", Catholic Encyclopedia, 1909, vol. 6.
  8. Ello ocurrió luego de la décima plaga, que involucró la muerte de todos los primogénitos egipcios); el texto bíblico menciona "vasos de plata, y vasos de oro, y vestidos" (Éxodo 12:35), y refiérese luego a Moisés indicando: "Y sacólos con plata y oro…" (Salmos 105:37).
  9. Éxodo 24:12-18
  10. Éxodo 20-31 deja claro que Moisés informaría a los israelitas acerca de la voluntad de Yahveh (cosa que no necesariamente implica que luego lo haya hecho). Esta noción es retomada por Simón Dubnow, quien describe en términos unívocos lo sucedido entre Moisés y los israelitas antes de la creación del becerro de oro:
    Moisés los convocó y les incitó a obedecer los mandamientos de Yahvé. El pueblo respondió a una: "¡Todo lo que Yahvé ha dicho haremos!" [...] Desde la mañana el monte Sinaí se hallaba envuelto en densas nubes; [... luego] dejose oír desde la cumbre una voz retumbante. Y el pueblo oyó las siguientes palabras que encierran los grandes preceptos de la religión judaica:
    1) Yo soy [Yahveh], tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de siervos. 2) No tendrás otros dioses fuera de mí; no te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo o abajo en la tierra o en las aguas debajo de la tierra; no te inclinarás a ellas ni las honrarás.
    Manual de la historia judía, Buenos Aires: Sigal, 1977, pp. 37-38.

    La noción de que los israelitas estaban al tanto de los preceptos de Yahvé vuelve en los comentarios del rabino Ken Spiro:
    Después de la más grande revelación nacional en la historia humana, cuando toda la nación escuchó a Dios, Moshé subió a la montaña y bajó 40 días después, para encontrarse con los judíos bailando alrededor de un ídolo.
    Ahora, si yo tuviera un encuentro con el Creador Infinito del universo, y Éste me dijese: "Yo soy Dios, no adores a nada más", no creo que sería tan estúpido como para saltar alrededor de una vaca de oro.
    [...] Cuando Moshé bajó de la montaña, ¿estaban los 3 millones de judíos bailando alrededor de un becerro de oro? No. La Torá, en Éxodo 32:28, dice que fueron cerca de tres mil personas, de los cuales la mayoría eran los individuos que habían salido de Egipto con los judíos al estar sumamente impresionados con lo que había ocurrido durante las Diez Plagas.
    Esto significa que sólo el 0,1% de los judíos (uno de cada mil) participaron, y que el 99,9% de los judíos no hicieron nada malo. [...] Pero la reacción de Dios deja en claro que Él culpó a toda la nación.
    Ken Spiro, "El becerro de oro", Aish Latino, s.f., consultado el 20 de julio de 2014.

    Para llegar a estas conclusiones, Spiro indica que se basa en los escritos de Rashi acerca de Éxodo 32:4, y aquellos de Rambán sobre Éxodo 32:7 y 32:28.
  11. "Haznos dioses que vayan delante de nosotros" (Éxodo 32:1).
  12. Éxodo 32:4).
  13. En Éxodo 20, el texto bíblico presenta lo que Yahvé le indica a Moisés que comunique, pero allí no consta que el profeta había comunicado la voluntad del Señor con prioridad al incidente del becerro de oro; Moisés, según el texto, estaba con el Señor en el monte, en principio desconectado del pueblo.
  14. Éxodo 20:1-6, 22
  15. Éxodo 32:6
  16. Éxodo 32:11-14
  17. Para una discusión acerca del papel de Aarón en el incidente del becerro de oro, véase Baruch S. Davidson, "¿Fue Aarón responsable del becerro de oro?", Chabad, febrero de 2011.
  18. Éxodo 32:26-28
  19. 1 Reyes 12:26–33
  20. 1 Reyes 12:28–33. Los dos becerros de oro pudieron haber sido sustitutos de los querubines del Arca de la Alianza (Michel Coogan, A Brief Introduction to the Old Testament: The Hebrew Bible in Its Context, Oxford: Oxford University Press, 2009, p. 117).
  21. Manual de la historia judía, 1977, pp. 38-39.
  22. Historia judía, pp. 36-37
  23. Historia judía, pp. 38-39
  24. Michel Coogan, A Brief Introduction to the Old Testament: The Hebrew Bible in Its Context, Oxford: Oxford University Press, 2009, p. 115.
  25. Michel Coogan, The Hebrew Bible in Its Context, p. 115.
  26. Al considerar los dos becerros de oro empleados por Jeroboam I, Discroll sostiene que la noción de un símbolo habría sido probablemente apropiada en el caso de los israelitas acostumbrados al culto según el rito jerosolimitano (James F. Discroll, "Golden Calf", Catholic Encyclopedia, Nueva York: Robert Appleton Company, 1909, vol. 6).
  27. El argumento de tales eruditos es que los numerosos dioses hititas, arameos y asirios fueron escultóricamente representados estando parados sobre animales, mayormente terneros. C.J. Gadd, Iraq 16, 1954, p. 180 (Diccionario Bíblico Cristiano; consultado 29 de julio de 2014).
  28. 1 Reyes 13:1-9; Oseas 8:4-6 y 13:2; Amós 4:4; 5:5, 6; 7:9. Gadd, Iraq 16, p. 180 (Diccionario Bíblico Cristiano).
  29. El término hebreo que designa "becerro" es heGeL, Mientras que "YW" presumiblemente se referiría a YahWeh.
  30. Gadd, Iraq 16, p. 180 (Diccionario Bíblico Cristiano).
  31. Óleo preservado en el Museo del Hermitage, San Petersburgo.
  32. Baruch S. Davidson, "¿Fue Aarón responsable del becerro de oro?", Chabad, febrero de 2011 (accedido 22 de julio de 2014). Dado que Moisés aún estaba en la cumbre del Monte Sinaí, Aarón habría cedido ante las demandas del populacho, mas sólo hasta cierto punto: las celebraciones, según había expresado Aarón, serían dedicadas al Señor, es decir, a Yahvé (y no a algún otro dios).
  33. Es decir, ningún descendiente del tercer hijo de Jacob que había rehusado participar en el incidente del becerro de oro.
  34. Entre los muchos Sumos Sacerdotes que tuvo Israel, Aarón fue designado por Dios para encabezar un extenso linaje sacerdotal que llegaría a contar con 81 sucesores, quienes a su debido momento ejercieron el mismo cargo que Aarón.
  35. En la nota de Davidson, su argumento es precedido por un comentario anónimo pero no por ello carente de validez: "Estoy completamente molesto con la interpretación rabínica de la Biblia"; a ello se le agrega otro comentario, publicado en febrero de 2014, tan o más clarificador que el inicial: "Aaron sucumbió a la presión [del] público, cuando debió mantenerse firme y decirle al pueblo que [sus] actitudes y corazones estaban equivocados sobre el becerro de oro" Chabad (consultado 24 de julio de 2014).
  36. Escribiendo acerca del significado de los animales en el arte cananeo e israelita, Jean Perrot indica que ellos poseen persistentes funciones simbólicas (Jewish Art, 1961, cols. 69-70). La imagen del becerro de oro, no como ídolo pagano, sino como símbolo o figura simbólica simplemente representativa de una divinidad ética y celestial (a la manera de, por ejemplo, un ángel) es también sostenida por James F. Driscoll ("Golden Calf", The Catholic Encyclopedia, Nueva York: Robert Appleton Company, 1909, vol. 6; Kevin Knight, "Golden Calf", New Advent, 2009; y traducción de Luz María Hernández Medina en la Enciclopedia Católica, 31 de mayo de 2009; consultados 25 de julio de 2014).
  37. Éxodo 8:1
  38. Éxodo 28:1 y 29:5; Emil G. Hirsch, "High Priest", Jewish Encyclopedia, 1901-6 (accedido 20 de julio de 2014).
  39. Plinius dem Jüngsten, Eine Andere Welt con ilustraciones de J.J. Grandville, Zúrich: Diogenes Verlag, 1979, capítulo 31. En la imagen de Grandville, el Arca de la Alianza con el becerro de oro es transportada por un banquero europeo, un sumo sacerdote israelita y un pirata caribeño (la cuarta figura no es visible); a su paso, en el fondo, se inclinan o expresan profundo respeto con reverencias e inciensos, entre otros, un emperador, un eclesiástico cristiano y un ismaelita.
  40. Driscoll, "Golden Calf", The Catholic Encyclopedia, 1909, vol. 6: no pocos "escritores han aceptado la opinión de Filo Judeo y los primeros Padres que consideraban el culto a los becerros dorados como tomado de Egipto, y a favor de esta opinión está el hecho de que tanto Aarón como Jeroboam vivieron en Egipto poco antes de construir sus respectivos ídolos; esta opinión, sin embargo, tiene sus dificultades, entre las cuales está la improbabilidad de que una deidad egipcia fuera puesta como un dios «que sacó a Israel de la tierra de Egipto». De ahí que algunos eruditos se inclinan a buscar el origen del culto hebreo al toro en las condiciones y alrededores de los israelitas como pueblo agrícola, para quienes el toro era naturalmente un símbolo apropiado de fuerza y energía vital" (Enciclopedia Católica).
  41. James Strong, Nueva concordancia exhaustiva Strong de la Biblia, Nashville: Thomas Nelson, 1993, p. 135.
  42. Es decir, como una figura simbólica, comparable a un ángel. James F. Driscoll, "Golden Calf", The Catholic Encyclopedia, 1909, vol. 6.
  43. Diccionario RAE: becerro de oro, accedido 22 de julio de 2014.
  44. Udo Becker, Encyclopedia of Symbols, Londres y Nueva York: Continuum, 1994, p. 129.

Bibliografía



Enlaces externos



Texto bíblico



Exégesis y artículos



На других языках


[en] Golden calf

According to the Bible, the golden calf (עֵגֶּל הַזָהָב ‘ēggel hazāhāv) was an idol (a cult image) made by the Israelites when Moses went up to Mount Sinai. In Hebrew, the incident is known as ḥēṭ’ ha‘ēggel (חֵטְא הַעֵגֶּל) or "the sin of the calf". It is first mentioned in the Book of Exodus.[1]
- [es] Becerro de oro



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